martes, 20 de mayo de 2014

Noche de Video-Jazz-Session

 
Noche de Video-Jazz-Session por Carlos Francisco Elías

En un país que apenas conoce su historia, habrá que recordarle que forma parte de la historia del jazz. 

No eramos aún República Dominicana, estábamos en ese bamboleo de los tratados y los juegos diplomáticos que cada cierto siglo nos estremecen, como los de ahora en la era globalizada, en la que un tribunal de piratas y corsarios, los mismos de la Isla Tortuga, pero con internet y perfume Dior, quieren decidir la suerte de una media isla con identidad y evidente sentimiento nacional (no el del Vinchismo, claro).

Pues bien, en aquel tiempo de vacas dulces y pasto sereno, cuando los vecinos con sus razones de humanidad se rebelaron a los franceses (que lo esclavizan de nuevo en el Santo Domingo del siglo 21), gente de nuestro lado terminó en Luisiana (en inglés Louisiana, del francés: Louisiane) y allí comenzó la fiesta del jazz.

Recordaremos, por una noción elemental de geografía, que Luisiana está situada en en el sur profundo de los Estados Unidos, en el delta del río Mississippi y que su capital es uno de los estados más pobres de allí, Baton Rouge, herencia Gala del nombre y ligeros recuerdos napoleónicos, Francia vende a Estados Unidos en 1803 el territorio que debe su nombre al Rey Louis XIV.

Bien, allí con la trata negrera de un señor llamado Antoine Croizat, magnate financiero de la época y francés por supuesto, el blues y el jazz tenían asegurado un futuro extraordinario: porque serían los narradores del dolor y la esperanza de esa población africana, arrancada de su lugar para llegar a un suelo a dar su esfuerzo de trabajo forzado y esclavo, lacra humana de los siglos 16, 17 y 18.

Los esclavos recrearían su mundo y su música, y de la Hispaniola, con algunos amos derrotados, llegaría allí gente de aquí. En los archivos del Luisiana State Museum, curiosidades pueden aparecer sobre la influencia española de aquel lugar, que por cierto fue descubierto originalmente por Pánfilo de Narváez, que vio en 1528 el Mississippi y su largo respiro de grís llovizna gigante…

Luego, en 1682, René Robert Cavalier De la Salle le pondrá nombre al lugar, pero esa es otra historia. La historia que nos interesa es la del jazz y de cómo la futura nación de 1844 tendría cabida en esa aventura que ha coronado al siglo XX, como el siglo del jazz y sus raíces mundiales.

A la orgía de sangre que fue la revolución de sangre haitiana de 1804, le siguió un gran éxodo hacia Luisiana y ya aquel lugar era un crisol de nacionalidades y costumbres, españoles, haitianos, dominicanos presentidos, cajunes ( canadienses de habla francesa que venían de Acadia, de ahí el nombre del dialecto francés cajun, típico de la música del Delta, que luego dio nombre a esa etnia, Cajunes).

Las futuras raíces del jazz estaban echadas, su originalidad del sur, el Gumbo ( ensalada, todo mezclado) con un sabor creole que no veas. Estilo, sonidos, libertades del cuerpo que la sociedad no otorgaba a los esclavos, porque en la esclavitud, la intimidad como expresión cuenta, río de interioridad que necesita deshogo y gritos…

 

Todo estaba listo entonces un 23 de mayo de 2014 para que en Casa de Italia celebremos los 20 años del programa de radio Jazzomania a las 8 y media de la noche. Ese 23 de mayo, por invitaciones que pueden buscar en Casa de Italia y Meson de Bari, podrán disfrutar de una Noche de Vídeo- Jazz – Session, grandes cantantes de la nostalgia negra en la voces de Ella Fitzgerald, Betty Carter, Nina Simone, Carmen Mc Rae y Billie Holiday. El plato fuerte será Petra Magoni, cantante de jazz italiana fabulosa, su concierto en París, Música Nuda de 2006, junto a Fabricio Spiretti, bajista de clase mayor.

En otras palabras, recordemos la historia del jazz con la reverencia humana que ella implica, les esperamos a todos y todas, todas en especial Guaaaaaaooo!!

(*) Jazzomania es un programa que se transmite en Quisqueya FM, 96.1 en el dial de su radio, todos los domingos desde las 7 hasta las 9 de la noche. Producen Tony Domínguez y Carlos Francisco Elías.

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